Llegados a este
punto, donde sabemos qué son los probióticos, cómo funcionan y qué efectos
beneficiosos nos pueden aportar, ¿no sería necesario saber cómo son producidos
estos microorganismos “amistosos”?
Los probióticos pueden
encontrarse de diferentes formas, en productos lácteos (como yogures),
comercializados en forma de cápsulas y polvos, o en algunas bebidas como zumos
probióticos, agua kéfir, etc. Los probióticos se presentan en los productos con
diferentes características, adecuadas a las formas de uso que hayan de tener.
Por ejemplo, las cápsulas son la
forma más fácil de tomar probióticos, y en algunos casos su almacenaje no
requiere de refrigeración si están liofilizados (explicado más adelante) y correctamente
sellados. Para las personas que no llevan bien tragar las cápsulas, es mejor
tomar bebidas probióticas, sin embargo,
es importante mirar las etiquetas de estos productos, ya que muchas contienen
menos tipos de bacterias probióticas comparadas con las que podría tener una
cápsula de probióticos. Finalmente, existen los probióticos pulverizados, que pueden ser incorporados a todo tipo
de productos como zumos, yogures, etc.
Hoy entonces explicaré de una forma
general cómo se producen industrialmente los probióticos en polvo. Consiste en los siguientes pasos:
① Crecimiento de las bacterias. El medio usado para que crezcan estas bacterias suele
contener leche o derivados lácteos, aunque la tendencia actual es utilizar
medios libres de lácteos. Crecen en tiempos que van desde las 15 horas a los 7
días.
② Centrifugación
para separar las bacterias del medio (separar partículas según su peso).
③ Freeze
dry (liofilización) y evaporar el agua restante. La liofilización consiste en
congelar la muestra a bajas temperaturas, y posteriormente eliminar el agua
pasando del estado sólido al estado gaseoso (sublimación), llegando a eliminar
casi toda el agua existente en la muestra (aunque no al 100%).
Realizados estos
pasos, acabamos obteniendo bacterias secas, pulverizadas y purificadas.
En el siguiente
video se explica de forma breve cómo funciona el proceso (en inglés):
Una vez que
sabemos las diferentes formas en que podemos tomar los probióticos, podríamos
preguntarnos también ¿qué forma es la más eficiente? La respuesta se encuentra
más que en la forma en que los tomamos, en si contiene o no bacterias vivas y activas. Ya que los probióticos,
como hemos definido, son microorganismos vivos que nos aportan beneficios, si
no son vivos (o son vivos pero no activos), no nos podremos beneficiar de ellos.
Así que las condiciones en las que guardamos los probióticos son importantes y
habrá que comprobar bien las etiquetas para saber qué contienen.

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